¿Sabes cómo manejar las quejas de tus clientes?

Se calcula que entre un 60 % y un 75 % de las quejas están relacionadas directamente con la mala comunicación entre cliente y personal laboral, por lo tanto, tenemos un punto de partida muy interesante e importante para minimizar este dato y conseguir mayor satisfacción por parte de todos. También deduciremos que el número de quejas provenientes de problemas y conflictos como los que hemos aprendido con anterioridad, es muy elevado.

Para ello es básico saber o aprender a distinguir quejas fundadas, es decir, que tienen un origen razonable, de las quejas infundidass, cuya credibilidad es dudosa en relación con los pacientes y los familiares. En todo momento el conocimiento, control y aplicación de las habilidades sociales es muy recomendable, pero al hablar de problemas y quejas, mucho más.

¿Qué se puede hacer ante las quejas?

Lo primero que hemos de hacer en cualquier caso es escuchar de forma activa desde el principio. Lo que nos permitirá conocer adecuadamente las características del cliente, ofreciéndonos la oportunidad de aclarar dudas, ver sus emociones, reacciones, visiones generales, etc.

Todo esto se conoce como respuesta evolutiva, y se basa en el interés que el trabajador tiene por el cliente por sus opiniones, intereses o pensamientos, dando la opción a que éste pueda tener razón en sus planteamientos y quejas.

En muchos de estos casos aparece la figura de la negociación, que principalmente se basa en el intercambio respetuoso de opiniones, desde la flexibilidad, pudiendo convencer o ser convencido. Si queremos que la negociación sea efectiva, es conveniente:

Para que todo el proceso se desarrolle de la mejor manera posible, es necesario que la información recopilada sea destacable, y no caiga en saco roto. Para ello vamos a indicar a continuación algunas preguntas que podemos hacer al cliente.

Estas son solo algunas de las preguntas que se pueden hacer a un cliente que se está quejando, y con el que se puede hablar, ya que no debemos olvidar que con un cliente agresivo u hostil es mejor no razonar, por lo que nos limitaremos a escuchar.