Aranceles: qué son y cómo se aplican
¿Sabías que… una mercancía puede tener todos los papeles en regla y aun así no salir de aduanas si no se ha pagado el arancel correspondiente?
Cuando una mercancía llega a la Unión Europea desde un país tercero, no basta con cumplir los controles documentales o sanitarios.
También hay que pagar. Y el impuesto más relevante en este punto es el arancel.
Un arancel es un impuesto que se aplica cuando una mercancía cruza una frontera internacional, casi siempre en sentido de importación.
¿Para qué sirve? Tiene dos funciones fundamentales:
- Recaudar ingresos para el Estado.
- Proteger la industria local frente a la competencia exterior.
El arancel es gestionado por la aduana, como parte de sus funciones fiscales.
Es decir, además de controlar que todo esté en regla, también cobra lo que corresponde.
- Si importas a la Unión Europea → el arancel se paga al llegar la mercancía al primer punto de entrada del territorio aduanero.
- Si exportas desde la UE a un país tercero → el arancel lo cobrará el país de destino al recibir la mercancía.
Aquí es donde entra la parte crítica.
El importe del arancel no es arbitrario, depende de tres factores clave:
Cuando la Unión Europea tiene un acuerdo comercial con el país exportador, los productos pueden beneficiarse de aranceles reducidos o nulos. Para ello, el exportador debe demostrar el origen preferencial de las mercancías mediante:
- El certificado EUR.1
- Una declaración en factura si se cumplen ciertos requisitos.
Sin prueba de origen preferencial, el arancel estándar se aplicará igualmente.