La violencia contra la infancia y la adolescencia es una realidad compleja que se manifiesta de diversas formas. Para abordar esta problemática de manera integral, es importante entender los distintos tipos de violencia que pueden afectar a los menores, sus características, y las consecuencias que generan.

Violencia física

La violencia física es una de las formas más evidentes y reconocibles de maltrato infantil. Implica el uso de la fuerza física que puede resultar en daño corporal, dolor o incapacidad.

Características

Incluye golpes, bofetadas, empujones, sacudidas, quemaduras, mordeduras, y cualquier otra forma de agresión física que cause daño al menor. Esta violencia no siempre deja marcas visibles; algunas formas de violencia física pueden no dejar evidencia inmediata, pero aún así tener efectos devastadores.

Ejemplos

Un caso típico es el castigo corporal como método de disciplina, que puede ir desde una bofetada hasta actos más extremos como golpear al niño con objetos. Un ejemplo extremo puede incluir el síndrome del bebé sacudido, donde un niño pequeño sufre daño cerebral debido a una sacudida violenta.

Violencia psicológica

La violencia psicológica, también conocida como maltrato emocional, es una forma insidiosa de violencia que puede ser difícil de identificar pero tiene efectos profundos y duraderos en el desarrollo emocional y mental del niño.

Efectos y manifestaciones

Este tipo de violencia incluye amenazas, humillaciones, insultos, aislamiento, y cualquier comportamiento que menoscabe la autoestima del niño. Puede manifestarse a través de un ambiente de miedo constante, rechazo, indiferencia, o excesivas críticas y control.

Consecuencias

Los niños expuestos a violencia psicológica pueden desarrollar problemas de ansiedad, depresión, baja autoestima, dificultades en las relaciones sociales y trastornos del comportamiento. A largo plazo, este tipo de violencia puede afectar su rendimiento académico y su salud mental en general.

Violencia sexual

La violencia sexual contra menores es una de las formas más graves de abuso, que incluye cualquier actividad sexual impuesta sobre un niño o adolescente.

Identificación y prevención

Este tipo de violencia puede incluir abuso sexual, explotación sexual, prostitución infantil, y pornografía infantil. Identificar la violencia sexual es complicado debido a la naturaleza clandestina de los actos y al silencio que los rodea, a menudo mantenido por amenazas, coerción, o manipulación emocional.

Prevención

Es fundamental la educación en torno a la sexualidad y los derechos del niño, tanto en el entorno familiar como en las instituciones educativas, para fomentar un ambiente donde los menores se sientan seguros para denunciar cualquier conducta inapropiada. También son fundamentales las políticas y procedimientos claros en instituciones que trabajan con menores, así como la formación especializada de los profesionales que tratan con ellos.

Negligencia

La negligencia es una forma de violencia pasiva que se da cuando los cuidadores de un niño fallan en proporcionar las necesidades básicas para su desarrollo y bienestar.

Definición y consecuencias

La negligencia puede ser física, cuando no se proporcionan alimentos, ropa, o cuidados médicos; emocional, cuando se priva al niño de afecto y apoyo psicológico; educativa, cuando no se asegura la asistencia escolar; o sanitaria, cuando no se brinda el tratamiento médico necesario. La negligencia puede llevar a problemas graves de salud, malnutrición, retrasos en el desarrollo, y en casos extremos, a la muerte.

Ejemplos

Un niño que no es llevado al médico a pesar de tener una enfermedad grave o que vive en un entorno insalubre sin recibir atención y cuidados adecuados es un caso claro de negligencia.

 

Esta píldora formativa está extraída del Curso online de Ley Orgánica 8/2021 de Protección integral a la infancia y a la adolescencia frente a la violencia.

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