Menús infantiles: intolerancias y alergias

A través de la normativa 1169/2011 la industria alimentaria y la hostelería tienen la obligación de indicar en sus recetas y en sus productos alimentarios la lista de los ingredientes. Algunos de ellos, pueden provocar intolerancias o alergias alimentarias. Así que estos pacientes pueden tener riesgos importantes para la salud. Desde un sarpullido, rinitis, hasta una parada cardiaca y respiratoria. Las pequeñas trazas de ese alimento que no pueden consumir pueden ser peligroso para la salud.

No se debe confundir alergia con intolerancia. Son dos términos con sintomatología a veces parecida. Ante la duda es conveniente siempre preguntarle al médico o al alergólogo. Además, cada vez hay más avances para comprobar posibles curaciones.

Intolerancia

En una intolerancia el aparato digestivo no es capaz de digerir y metabolizar correctamente el alimento. Se provocan digestiones pesadas, flatulencias, malestar general, dolores gástricos, diarreas, etc. Pero no suele provocar peligro para la vida del paciente como en el caso de las alergias. Una de las intolerancias más comunes es la intolerancia a la leche. Esta es debida a que al paciente le falta una enzima llamada lactasa, la cual se encarga de romper los enlaces que une a los dos componentes de la lactosa, el azúcar principal de la leche y de los productos lácteos.

Los dos componentes de la lactosa son la glucosa y la galactosa. La glucosa es el combustible principal de las células de todo el organismo, y es como consiguen las calorías para funcionar y poder trabajar correctamente las tareas corporales vitales como el latido del corazón, la sinapsis de las neuronas o la respiración se consigue gracias a la glucosa. Esta glucosa viene de los alimentos ricos en hidratos de carbono. En la naturaleza se encuentra diferentes hidratos de carbono o glúcidos como son la fructosa de la fruta, el almidón de cereales como el arroz o tubérculos como la patata, o la lactosa de los lácteos. El otro componente, la galactosa se puede convertir en glucosa a través de diferentes rutas metabólicas.

El resto de hidratos de carbono, al igual que otros nutrientes también se pueden convertir en glucosa a través de diferentes rutas metabólicas. Es así, como el cuerpo obtiene energía a través de la ingesta de alimentos. La lactasa es una enzima que se encuentra entre las microvellosidades intestinales. Las enzimas son proteínas encargadas de trabajar durante el metabolismo celular que se encargan de acelerar las reacciones bioquímicas de ruptura o de elaboración de macro compuestos. En este ejemplo, se encargan, como se ha comentado anteriormente, en romper los enlaces y dividir el disacárido en los dos componentes principales.

A través de estas reacciones, la lactasa consigue obtener energía para el cuerpo, pero ¿qué ocurre si el cuerpo no tiene lactasa o no funciona correctamente? Pues, si no se tiene lactasa este proceso no puede ocurrir, así que el azúcar que ingerimos a través de la alimentación no se puede metabolizar, es decir, no se transporta desde las microvellosidades intestinales a la sangre, y desde ahí al organismo como fuente de energía. Al no poder atravesar y dirigirse por la sangre por su tamaño considerable se dirige al intestino grueso para ser eliminado por las heces. Es por ello, que se producen gases, hinchazón abdominal, dolores gástricos y un malestar general. En el caso de que se tenga lactasa, pero no en las cantidades suficientes o no trabaja del todo bien se puede asimilar parte de lactosa. Es por ello, que ciertas personas, incluidas niños pueden incluir cierta cantidad de lácteos. En algunos casos no pueden tomar leche, pero si algunos yogures o quesos. Esto es debido a que la industria alimentaria al elaborar los productos lácteos, el azúcar lactosa sufre transformaciones estructurales convirtiéndose en ácido láctico. Es una molécula predigerida que sienta mucho mejor, en cierto modo, debido al uso de probióticos en su elaboración. Bacterias lácteas como los bífidos o ciertos hongos como el kéfir son microorganismos que además de ayudar a elaborar nuevos productos nos ayudan a aumentar nuestra flora intestinal y a aumentar las defensas. Además, los avances científicos en los últimos años han aumentado. La industria láctea, organizándose muy bien y para ayudar al consumidor, tiene en el mercado una amplia gama de productos sin lactosa para favorecer la ingesta y consumo de estos productos.

Se tiene que tener en cuenta que los productos sin lactosa son aptos para los intolerantes, pero no para los alérgicos. Esto es debido a que en este tipo de alimentos se elimina la lactosa que produce la intolerancia. Sin embargo, siguen conteniendo caseína en su composición nutricional.

La caseína es la proteína de la leche, la cual puede ser un alérgeno para posibles pacientes con alergia a los alimentos. Cabe destacar en este apartado que la galactosemia, una patología por la cual no se puede digerir y metabolizar la galactosa, es uno de los monosacáridos principales que se encuentra en los lácteos y también en la leche materna junto a la lactosa.

Alergia

Se pueden encontrar casos de bebés que no pueden tomar leche, e incluso la leche materna debido a esta patología congénita.

En la alergia, el cuerpo humano no reconoce al alimento como una sustancia beneficiosa para el organismo que le puede proporcionar calorías y nutrientes, sino que lo ataca como si fuera algo tóxico o un patógeno, pudiéndose producir múltiples reacciones desencadenantes para intentar eliminar esta sustancia que en estas condiciones puede ser muy peligrosa.

El sistema inmunológico lucha frente a las proteínas o a los fragmentos proteicos de dichos alimentos provocando desde rinitis, hinchazón de labios, lengua, sarpullido en la piel, picores cutáneos hasta problemas respiratorios importantes, paradas cardiacas, shock anafiláctico importante, coma y muerte. Incluso con pequeñas trazas del alimento. A través de una correcta manipulación de los alimentos y leyendo correctamente la información de las etiquetas de los alimentos se puede comprobar la existencia de posibles alérgenos para evitarlos en el plato de comida.

Tipos de alergias  

Elemento 9. Esquema resumen de los tipos de alergia.
Fuente: elaboración propia.

Alergia al huevo

Una de las alergias más comunes en la niñez es la del huevo. El huevo es un alimento que se utiliza mucho en la gastronomía, no solo forma parte de tortillas, o de postres como el flan. El huevo puede aparecer en múltiples alimentos como son:

  • Algunos quesos,
  • Embutidos, salchichas, hamburguesas.
  • Panes de molde, bollería, etc.
  • Empanadas y empanadillas dando un simple brillo o para favorecer el sellado de las masas.

Además, es un alimento con una textura pegajosa, por lo que puede quedar fácilmente pegada e incrustada entre las púas de un tenedor, en una esquina de un plato, etc.

Si quieres conocer más sobre las grasas y proteínas de la leche de vaca, en este enlace.

Alergia a los frutos secos y/o de cáscara

Se puede tener este tipo de alergia ya desde el nacimiento, pero como es un alimento que se aconseja tomar a partir de 3 años se puede tardar en diagnosticar. Se comprueba que muchas personas tienen esta alergia en la vida adulta por una alergia cruzada al polen y/o fruta. Es decir, niños que tienen este tipo de patología desarrollan a lo largo de su crecimiento este tipo de alergia. Los frutos secos son avellanas, anacardos (incluidas sus semillas), almendras, a los que se le tiene que añadir semillas con cáscara como pipas de girasol. Lógicamente como en otros tipos de alergias se puede tener como alérgenos a todo el grupo o solo a algunos de ellos. Pero en la mayoría de los casos cuando se ingieren tostados pueden producir más efectos negativos, ya que las altas temperaturas durante el cocinado pueden activar las proteínas que producen el shock anafiláctico en estas personas. Hay estudios también de personas que emigraron a países como Suiza o Finlandia que al regresar a España desarrollaron este tipo de alergia. Esto es debido al polen de esa zona y que no estaban acostumbrados a consumir este producto. En casos muy excepcionales, si se tiene alergia a las pipas de semilla de girasol se puede tener problemas con el aceite de girasol, pero no es muy común. En estos casos, se debe de tener cuidado con frituras realizadas con este tipo de grasa, que, aunque sea saludable puede desarrollar síntomas desagradables en estos casos. Estos alimentos se pueden encontrar en diferentes productos como panes y bollerías, incluso en ensaladas. Con los más pequeños se tiene que tener mucha precaución con los diferentes chocolates, pues, aunque no tengan frutos secos en su receta, la empresa que lo elabora puede fabricar otras marcas que sí lo presentan, por lo tanto, pueden quedar pequeñas trazas que en muchos casos puede ser peligroso. El síntoma más común es problemas respiratorios graves, incluso se puede producir un shock anafiláctico. En algunos casos, se puede tener una alergia por contacto.

Alergia al cacahuete

Cuando se tiene la alergia anteriormente descrita de frutos secos y de cáscara, instintivamente se piensa que uno también tiene de cacahuete, aunque no tiene por qué ser así. Lógicamente una persona puede ser alérgica a varios grupos de alimentos. El cacahuete se considera una legumbre, al igual que la soja o el guisante. Esto es debido a que anatómicamente es una vaina con unas semillas, las cuales se ingieren. Aunque a nivel nutricional tienen una cantidad considerable de lípidos como los presentes en frutos secos como avellanas o almendras. Por esta similitud puede haber confusiones. El cacahuete en España se suele tomar de manera natural en forma de picoteo. Así que los niños pequeños no suelen tomarlo por el miedo a un posible atragantamiento por parte de los padres. En EE. UU. es común tomarlo en forma de cremas en rebanadas de pan. Esta forma de prepararlo hace que muchos niños lo puedan consumir de manera práctica. Un porcentaje de niños elevados tiene alergia al cacahuete, pero puede ser debido a la cantidad de ingesta.

Alergia al pescado

Se puede ser alérgico tanto al pescado azul como al blanco. Además, el parásito Anisakis presente en algunas especies también puede dar síntomas alérgicos, con lo cual se debe de extremar las precauciones. El pescado no suele ser un alimento apetecible para los más pequeños de la casa. Las espinas o la piel les suele molestar a la hora de tomarlas. Pero al ser saludable con una buena fuente de proteína de buena calidad, y ser fácilmente masticable, dependiendo de la técnica culinaria utilizada, es un alimento que se debe aconsejar tomarlo salvo que se tenga este tipo de alergia.

Si quieres puedes conocer más sobre el parásito anisakis, como qué es o cómo evitarlo, en este enlace de AESAN.

También hay que tener cuidado con salsas tipo César, ya que presentan anchoas como ingrediente.

No solo puede producir alergia su ingesta, sino por contacto e incluso hay casos de alergia por inhalación del vapor que se produce durante el cocinado.

Puede producir granos y sarpullidos en la piel. Problemas respiratorios, desde una rinitis o ronquera hasta situaciones más complicadas. Es una alergia que puede aparecer incluso de mayor sin una causa específica. Aunque se tomara pescado con asiduidad anteriormente sin ningún inconveniente. Se debe tener cuidado en la preparación de platos como guisos o estofados no incluir caldos de pescado, o pastillas deshidratadas con alguna posible traza de este alimento, y es conveniente leer bien el etiquetado.

Alergia al marisco (crustáceos y/o moluscos)

Una persona puede ser alérgica al marisco y/o al pescado anteriormente descrita. El marisco se clasifica en crustáceos y moluscos. Una persona puede ser alérgico a un grupo o a los dos. Al igual que con la alergia al pescado puede surgir en el adulto, aunque de niño se consuma sin ningún problema. Además, puede haber sintomatología alérgica por contacto o por la inhalación del vapor que se produce durante el cocinado.

  • Ejemplos de crustáceos son: gambas, cigalas, bogavante
  • Ejemplos de moluscos: mejillones, pulpo Productos elaborados con estos alimentos, los cuales se tienen que vigilar por la posible presencia de trazas: sopas y caldos (no solo los específicos de pescado y/o marisco). Preparados de paella, rollitos orientales y algunas ensaladas. Pizzas e incluso hamburguesas o salchichas cuyas marcas comerciales fabrican la versión con pescado o mariscos.

Alergia a la soja

La soja es una legumbre.

Actualmente, se utiliza a menudo y ya forma parte de la dieta mediterránea, aunque la persona no sea vegetariana. Se puede utilizar en forma de brotes en ensaladas o en preparados como bebidas vegetales como sustituto de los lácteos, en forma de tofu u otros derivados. Se debe extremar el cuidado y leer etiquetas de productos que puedan contener salsa de soja, aceite de soja o el aditivo E322 elaborado a partir de esta legumbre. Se puede encontrar también lecitina elaborada con huevo o con aceite de girasol. Así que es conveniente tener cuidado en ambos tipos de alergias para no desarrollar problemas de salud. El mayor inconveniente de esta alergia es que puede surgir por contaminaciones cruzadas con la alergia a la proteína de la vaca: caseína. Además, por ejemplo, si se pide un chocolate en una cafetería para un menor se tiene que indicar su alergia, para evitar posibles trazas de soja en la jarra de calentar la leche o en la parte de la cafetera de hervir el alimento, ya que si no se ha realizado correctamente la limpieza y la higiene, puede quedar contenido de la elaboración previa de una bebida vegetal. Esta legumbre se puede encontrar en helados, bollería, panes, comida china, etc.

Alergia al apio

Este vegetal puede producir alergia tanto si se toma ya cocinado como en crudo. Aunque suele ser más frecuente su sintomatología cuando se ingiere de manera natural. Puede además producir un aumento de una posible alergia al sol o a la radiación ultravioleta. Se han descrito casos de posibles alergias a otros vegetales por estar en contacto con el apio en la misma cesta de la compra. Así que se debe de tener mucho cuidado en la manipulación y envasado de hortalizas y verduras para evitar posibles trazas. Está relacionado también con alergias al polen sobre todo a la planta artemisa, provocando estornudos y rinitis.

Este alimento se puede encontrar en sopas y caldos, papillas de verduras, etc. Se debe leer con detalle la información de las etiquetas de estos productos para evitar posibles confusiones y problemas de salud al niño una vez diagnosticada correctamente la alergia por parte del pediatra. Además, el apio contiene mucha fibra. Algo que puede provocar malestar y cierta incomodidad en los paladares de los más pequeños. Es conveniente prepararlo bien para disolver de alguna forma este exceso de fibra que no se puede digerir, como, por ejemplo, con una buena crema en la que se ha hervido previamente y triturado a posteriori, además de mezclarlo con otras hortalizas.

A continuación, se mencionan algunos de los beneficios del apio para combatir el estreñimiento:

  1. Alto en fibra: el apio contiene fibra dietética, tanto soluble como insoluble, que ayuda a promover la regularidad intestinal. La fibra añade volumen a las heces y facilita su paso a través del sistema digestivo, evitando la obstrucción y el estreñimiento.
  2. Hidratación: el apio tiene un alto contenido de agua, lo que ayuda a mantener el cuerpo hidratado. La deshidratación puede contribuir al estreñimiento, por lo que consumir alimentos ricos en agua, como el apio, puede ayudar a ablandar las heces y facilitar su eliminación.
  3. Estimula el movimiento intestinal: el apio contiene compuestos naturales, como el sodio y el potasio, que pueden estimular el movimiento intestinal y mejorar el tránsito de las heces a lo largo del sistema digestivo.
  4. Efecto laxante suave: además de la fibra, el apio contiene ciertos aceites esenciales que tienen un efecto laxante suave. Estos aceites pueden ayudar a relajar los músculos del intestino y facilitar la evacuación.

Aunque en aquellos momentos que pueda estar estreñido puede ser una buena opción preparar platos como las recetas que se indican a continuación. (ENLACE)

Alergia a la mostaza

La mostaza es una especia, donde normalmente se utiliza las semillas de la planta. Se utiliza a menudo en la gastronomía española y francesa. Se puede encontrar en salsas como vinagretas, mayonesas, kétchup o diferentes aliños como el curry. Se debe ser muy precavido en el caso del kétchup, ya que es un producto que suele gustar a los niños. Su textura, su color y su sabor le hacen disfrutar de platos como el arroz, en salchichas o en el huevo. Así que es conveniente leer bien el etiquetado de los productos para no tener ningún peligro para la salud. En la mayoría de los casos la alergia es por la ingesta de estos productos.

Alergia al sésamo

El sésamo es una semilla que se utiliza mucho en bollería, panes y en productos navideños. Además, se pueden encontrar productos elaborados con aceite de semillas de sésamo. Algunos restaurantes lo pueden utilizar para condimentar ensaladas o pescados a la brasa o a la plancha. El puré de berenjenas y otros productos puede contener como ingrediente principal Tahini, una pasta elaborada con estas semillas. Incluso hay productos de la cocina árabe que pueden contener también esta pasta como el humus o crema de garbanzos. Este plato al tener una consistencia blanda y de fácil palatabilidad puede ser fácilmente consumido por los más pequeños de casa. Así que se debe tener cuidado en caso de tener este tipo de alergia.

Alergia al altramuz

El altramuz es una legumbre, que en zonas como Andalucía y en países como Portugal se toman con frecuencia en forma de picoteo. Se mezclan con frecuencia con harinas haciendo que los panes tengan unas características organolépticas especiales en textura, sabor y olor. Sobre todo, en aquellas especiales para celiacos que no presentan gluten en su composición. Así que, aunque no es una alergia muy común es importante preguntar en panaderías y en tiendas donde se vendan estos productos en caso de que los pequeños de casa presenten este tipo de alergia. Sobre todo, si se presentan ambas patologías celiaquía y alergia al altramuz. Hay estudios que indican que los menores alérgicos al cacahuete pueden desarrollar este tipo de alergia.

En el etiquetado puede aparecer con el nombre de lupin, o lupine en vez de altramuz.

Alergia a los sulfitos o
dióxido de azufre SO2

Los sulfitos son unos derivados del azufre, son sales inorgánicas o compuestos químicos que en la industria alimentaria se utilizan como aditivos alimentarios para preservar alimentos y bebidas. Tienen la capacidad de inhibir el crecimiento de microorganismos, como bacterias y levaduras, y pueden prevenir el deterioro y la fermentación no deseada en los alimentos.

Los sulfitos se utilizan comúnmente en productos como vinos, jugos, frutas deshidratadas, mariscos procesados, embutidos y productos de panadería. Es importante tener en cuenta que los sulfitos pueden provocar reacciones adversas en algunas personas, especialmente en aquellas con alergias o intolerancias al sulfito.

Algunos individuos pueden experimentar síntomas como dificultad para respirar, urticaria, enrojecimiento de la piel, hinchazón o problemas gastrointestinales después de consumir alimentos o bebidas que contienen sulfitos. Por esta razón, en muchos países se exige que los productos alimentarios que contengan sulfitos en ciertas concentraciones indiquen su presencia en la etiqueta y advierten sobre posibles reacciones alérgicas.

Como hemos dicho, se encuentra en bebidas alcohólicas como el vino. Lógicamente un menor no va a consumir licores, vino o cerveza, pero sí que estas bebidas se pueden utilizar para preparar algunos platos.

El alcohol se puede evaporar durante el cocinado, pero puede provocar alergias si quedan trazas de este aditivo. Este aditivo tiene la función principal de ser un conservante.

El síntoma más común es problemas respiratorios, y en algunos casos muy complicados y graves se tienen que pinchar Adrenalina rápidamente. Es una inyección que favorece el aumento de la capacidad pulmonar durante unos minutos.

Otros síntomas importantes y que ocurren con asiduidad son manchas rojas en la piel y picores.

Este aditivo también está presente en el vinagre, por lo que se debe de tener cuidado en aquellos alimentos elaborados con esta sustancia como posibles conservas, o frascos de vegetales. Además, se pueden encontrar en el etiquetado con la nomenclatura desde E220 al E228. Así que es conveniente leer al detalle el etiquetado de conservas, botes de cristal etc.

Imagen 96. Nomenclatura desde el E220 al E228.
Extraída de: elaboración propia.

Si quieres puedes conocer más, sobre las alergias alimentarias en la infancia, en este enlace.

Posibles alérgenos
Conceptos básicos de la confección de menús