Hay varias ocasiones diferentes que se nos pueden presentar, por lo que es preciso que sepamos que la contención de un paciente puede ser verbal, mecánica y farmacológica, en ningún caso en solitario. Lo primero que debemos pensar es en la autoprotección, ya que no realizaremos ninguna intervención sin constatar que todos los miembros del equipo están seguros, ninguna. Para ello podemos acudir a celadores, guardias de seguridad, policía, etc. Siempre tiene que haber una distancia mínima de seguridad y una vía de salida para abandonar el lugar si es preciso. Todo el proceso ha de estar coordinado por una persona que dirigirá al equipo elaborando para ello un plan de acción. Valoraremos la peligrosidad de la situación y evitaremos objetos que puedan convertirse en dañinos, manteniendo durante nuestra estancia de pie, una posición de semiperfil.

    Después de comentar estas medidas básicas de autoprotección, vamos a ver algunas situaciones mas o menos usuales.

 Hiperactividad motora: intervención

    Nos encontraremos con que la agitación es una alteración del comportamiento motor, reflejada en movimientos y gesticulaciones llamativas y en diversos grados, con individuos que caminan sin rumbo fijo de un lado a otro. Ante esta situación procederemos, con sumo cuidado y precaución a:

  • Procurar amablemente que se siente para que podamos hablar tranquilamente.
  • Nos sentaremos a su lado para que perciba nuestro interés, y nos explique los motivos de su tensión.
  •  Si hay familiares o amigos cerca, recabar información sobre la persona y sus antecedentes principalmente agresivos.
  • Si vemos que la agitación es muy fuerte y no disminuye, valorar la opción de un tratamiento sedativo o similar.
  • Si la situación se produce fuera de un centro sanitario, en el domicilio, en la vía pública en un accidente de tráfico, por ejemplo, le invitaremos a que realice alguna tarea de ayuda muy sencilla y simple.

    No nos cansaremos de repetir que es preciso estar siempre atentos a los movimientos, comentarios y acciones de estos pacientes, siempre alerta.

Manifestaciones agresivas, intervención

    Según Molina, la agresividad sigue un patrón que nos ayudará a darle las respuestas adecuadas. Vamos a conocer sus fases.

Desencadenamiento

Un suceso estresante desencadena una respuesta agresiva, hay que controlar la situación.

Ascenso

El control es muy complicado y puede provocar frustración. Es esencial controlar la situación en ese momento, antes de que llegue al nivel de violencia.

Crisis

No se ha controlado la situación y el siguiente paso es el estallido emocional y físico acompañado de conductas agresivas por lo que intentaremos simplemente proteger a la persona y al entorno.

Recuperación

Poco a poco el paciente regresa a la situación anterior a la crisis agresiva.

Periodo poscrítico

La calma se recupera y aparece la culpabilidad y el arrepentimiento.

Después de definir a grandes rasgos las fases con las que nos encontraremos, es preciso saber qué es lo más conveniente hacer, para lo que indicaremos algunas recomendaciones.

Recomendaciones

  • La tranquilidad ha de ser nuestra guía en todo momento, hay que buscarla siempre.
  • Plantear un esquema de cómo actuar con el paciente es muy importante y hemos de realizarlo antes de cualquier acción.
  • Identificarnos y preguntar su nombre, para posteriormente, con voz serena, suave y complaciente, dirigirnos al paciente personalmente.
  • Si es preciso, dejar que destroce algo que ya está roto, y suavemente apartar posibles objetos arrojadizos que están en perfecto estado.
  • Valorar con sumo cuidado si acepta el acercamiento.
  • Preocuparnos por sus necesidades básicas, que vea que nos interesamos por él, mediante preguntas sencillas, cortas y directas, recordando que la comunicación y el lenguaje han de ser conciliadores y moderados, nunca utilizando palabras agresivas, despectivas, insultantes, que se puedan considerar una orden o similares. Las preguntas abiertas para empezar son positivas.
  • Ofrecerle todo nuestro tiempo e interés, que lo note para de este modo conseguir por qué se encuentra en esa situación, sin presionarle con el tiempo.
  • No es conveniente recriminar su comportamiento delante de otros, así como dejarle solo. No es bueno que haya terceras personas ahí.

    Cuando la tensión es elevada no es de extrañar que se produzca violencia, sobre todo verbal, puede pasarle a cualquiera y en cualquier sitio. Lo importante es intentar canalizarla de forma que sea poco destructiva, ya que en ocasiones, el paciente simplemente demanda un poco de atención.

Precauciones y actuaciones generales ante un paciente agresivo

    Ya hemos visto con anterioridad los pasos a seguir en relación con pacientes agresivos, por lo que a continuación vamos a repasar y ampliar algunas recomendaciones, comentar nuevas y profundizar en cómo actuar en este tipo de situaciones.

1

A cualquier persona que potencialmente estimemos que puede ser violenta, no le daremos nunca la espalda, procurando si estamos en una habitación, despacho o consulta tener la puerta abierta o entreabierta o que cada 10 minutos alguien se asegure de que todo está bien.

2

La distancia de seguridad con el paciente será de un brazo estirado y si es posible, una mesa, sofá o similar, y que sea difícil de mover.

3

La presencia de terceras personas no es recomendable, ni familiares ni amigos, por lo que se solicitará su retirada. En el transcurso de la situación veremos si es indispensable la presencia de terceras personas.

4

Hemos de intentar que el entorno en el que se desarrolla la entrevista tenga un ambiente relajado, con luces y ruidos agradables, no molestos.

5

Una regla básica es no actuar si el paciente está armado o agresividad es elevada y manifiesta con muchos gritos, rotura de objetos, descontrol? en ese caso requeriremos de inmediato la presencia de la policía, seguridad, celadores?

6

En determinados casos, ante el fracaso de la reducción psicológica, es indispensable la utilización de la contención física, restringiendo de manera evidente los posibles movimientos del paciente. Esta actuación no debe improvisarse en ningún momento y ha de llevarse a cabo por un mínimo de 5 personas, informando al paciente previamente de lo que van a hacer. En ningún caso el paciente se quedará solo y cuando finalice la contención, las precauciones serán extremas, ya que es un momento muy delicado. 

7

En ocasiones es necesaria la utilización de fármacos para controlar la situación. En ese momento informaremos al paciente sobre lo que queremos conseguir, recalcando que estamos ahí para ayudarle. Comentarle que intentamos proseguir de una manera adecuada con la entrevista, sin decir en ningún momento palabras como tranquilizante, calmante? una vez que se le ha aplicado el fármaco vía oral o intramuscular dependiendo de la elección de personal sanitario, estará en observación en un ambiente adecuado.

    Como hemos explicado a lo largo del apartado, es preciso llevar a cabo una planificación y tener todo los puntos comentados en cuenta. Esto, unido a la experiencia que como profesionales del ámbito sanitario tenemos, nos ayudará a afrontar de una manera correcta las situaciones que aquí se han expuesto u otras similares.

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Esta píldora formativa está extraída del Curso online de Atención al paciente II.

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