Su éxito depende del compromiso institucional, el diseño técnico riguroso y una ciudadanía informada y activa.
Los Presupuestos participativos son un mecanismo de democracia directa que permite a los ciudadanos decidir sobre la asignación de una parte del Presupuesto municipal. Este proceso promueve la implicación ciudadana en la gestión pública, fortaleciendo la transparencia, la rendición de cuentas y la corresponsabilidad entre ciudadanía y Administración.
Para su implementación eficaz, es fundamental estructurar un proceso claro, accesible y adaptado al contexto local.
En esta fase, la Entidad local debe definir el marco normativo que regulará el proceso, estableciendo los criterios de elegibilidad para los proyectos y las personas que pueden participar. Un ejemplo práctico sería el diseño de un reglamento específico por parte de un Ayuntamiento que articule las diferentes etapas del proceso participativo, asegurando la inclusión de sectores tradicionalmente menos representados.
La Entidad Local debe establecer el marco normativo y organizativo del proceso. Esto implica definir el porcentaje del Presupuesto reservado, los criterios de participación y los canales de recogida de propuestas. Un ejemplo es la elaboración de un reglamento específico por parte del Ayuntamiento, que incorpore principios de inclusión y perspectiva de género.
Durante esta fase, los ciudadanos presentan sus propuestas de proyectos. Las ideas pueden recogerse mediante formularios físicos, plataformas digitales o encuentros vecinales. Ejemplos comunes son la instalación de parques infantiles, mejoras en accesibilidad urbana o iniciativas medioambientales locales.
Las propuestas recibidas son analizadas por los técnicos municipales, quienes valoran su viabilidad legal, técnica y financiera. Posteriormente, se organizan foros deliberativos donde se debaten y priorizan los proyectos, promoviendo un diálogo constructivo entre vecinos y Administración.
Las propuestas finalistas se someten a votación popular. Esta puede realizarse de forma presencial o telemática, garantizando mecanismos de control que eviten duplicidades y aseguren la transparencia. Sistemas de votación digital con autenticación segura permiten una mayor participación y trazabilidad del proceso.
Una vez seleccionados, los proyectos son ejecutados por el Gobierno local. La ciudadanía debe ser informada periódicamente sobre su grado de avance, mediante informes públicos y herramientas visuales como mapas interactivos o tableros de seguimiento en línea. Esto refuerza la confianza en el proceso y asegura una rendición de cuentas efectiva.
La implementación exitosa de los Presupuestos participativos no solo fomenta la participación activa de los ciudadanos sino que también otorga legitimidad a las decisiones del Gobierno local, promoviendo una cultura de colaboración y confianza mutua entre la Administración Pública y la comunidad.
Esta píldora formativa está extraída del Curso online de Gestión de un presupuesto municipal: claves jurídicas, prácticas y herramientas digitales.
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