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Es un estilo de trabajo, una actitud, una forma de ver y entender la relación profesional con persones de orígenes culturales diferentes al del o la profesional que la realiza.

Este enfoque pone de manifiesto la necesaria dimensión humana que debe establecerse en la relación profesional. En el caso de intervención social con poblaciones inmigradas, la aplicación del procedimiento de la acogida intercultural resulta, si cabe, más complejo. Esto se debe a determinados elementos diferenciadores que tienen estas personas como pueden ser la situación jurídico administrativa, la etnicidad y procedencia cultural, la debilidad en la red familiar o de amistad o diferencias lingüísticas y comunicativas. No obstante, su desarrollo es básico para el establecimiento de una adecuada relación profesional con estas personas.

El elemento clave a tener en cuenta es el respeto y aceptación hacia los valores culturales de la persona con la que se está interviniendo, así como conseguir que esa persona los tenga hacia el o la profesional. De esta manera, se sientan las bases para una relación de confianza mutua imprescindible para la acogida intercultural.

Es importante conocer que pueden existir ciertos recelos de algunas personas inmigradas en transmitir su trayectoria migratoria o la situación específica en la que se encuentran. Este hecho se debe, entre otros motivos, a la inseguridad e irregularidad documental, al desconocimiento de la labor de las y los profesionales, a la inestabilidad personal y laboral o a las dificultades comunicativas y relacionales.

Por ello, hay que acoger a las personas según su singularidad cultural e iniciar la relación con sinceridad, afecto, cordialidad, interés y agrado.

Esta posición requiere un esfuerzo previo en la actividad profesional que consiste en realizar los procesos de descentración y de acercamiento a las culturas con las que se relaciona el o la profesional.

Es necesario vivir el hecho diferencial como oportunidad de enriquecerse y aprender a nivel personal y profesional y no como dificultad añadida en la intervención social. De esta manera, los inevitables malos entendidos, desacuerdos y choques culturales se pueden gestionar mejor y resulta más sencillo entrar en el sentir e interioridad de la persona inmigrada.

La acogida intercultural debe realizarse en todos los encuentros que se mantengan, con especial atención en la primera fase del proceso de intervención. No obstante, es un estilo de trabajo a mantener en toda la práctica profesional con poblaciones inmigradas.

Realización de la acogida intercultural mediante las competencias. Para conseguir que las personas inmigradas se sientan acogidas y para realizar una buena práctica de este procedimiento, es necesario desarrollar y adquirir competencias interculturales e incorporarlas sistemáticamente en el quehacer diario. Fundamentalmente aquellas que tienen que ver con las competencias interpersonales y actitudinales.

 

Esta píldora formativa está extraída del Curso online de Atención a personas inmigrantes.

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