¿Cuántos tipos de motivación conoces? La respuesta más generalizada suele ser: Económicas y no económicas o materiales e inmateriales, tangibles e intangibles, incluso algunos realizan un listado de motivadores en su entorno... y todas las respuestas son correctas, pues lo cierto es que podríamos agrupar los tipos de motivación por autores, por características, por alcance, por enfoque, por teorías... y extender este tema hasta el infinito y más allá como dice Buzz Lightyear (personaje de Toy Story).

Te voy a presentar una clasificación agrupando los motivadores según donde se producen:

Motivación extrínseca

Aquello que te "mueve" se encuentra fuera de ti, fuera de uno mismo. Seguramente, la has vivido en más de una ocasión. En formato positivo, "si te portas bien, te compraré un helado" o en formato negativo, "como sigas gritando, te quedarás sin postre", ganar un trofeo en una competición, compararte con otros, que el público te aplauda o te felicite después de una actuación... Estos son ejemplos de diferentes motivadores extrínsecos, pues el origen de todos ellos se encuentra fuera de ti.

Las motivaciones extrínsecas más conocidas son las recompensas y las sanciones.

La motivación extrínseca es muy eficaz a la hora de iniciar una nueva tarea o tratar de modificar un hábito, aunque es recomendable usarla solo al principio, ir variando el incentivo y espaciar cada vez más su uso hasta que este desaparezca.

Los estudios demuestran que, con un uso prolongado y repetitivo, el motivador extrínseco se vuelve infructuoso, puede afectar a los otros tipos de motivación, e incluso genera efectos contrarios a los buscados.

Motivación intrínseca

Está dentro de cada uno, no depende de ninguna influencia externa; cuando piensas en este tipo de motivación, inmediatamente te viene a la cabeza las aficiones que tienes.

Los doctores Deci y Ryan, autores de la teoría de la autodeterminación, donde se enmarca la motivación intrínseca, parten de la idea que hay necesidades psicológicas innatas en las personas que llevan a comportamientos determinados. Sin necesidad de que haya un incentivo externo que motive tal conducta; lo que se busca es el desarrollo interior de uno mismo, ya sea descubriendo cosas que no se conocían, probarse a uno mismo o el placer de realizar determinada tarea en sí.

Entre los ejemplos típicos de motivación intrínseca encuentras:

  • Aprender idiomas porque te gusta aprender.
  • Hacer deporte porque te sientes bien cuando lo realizas.
  • Terminar una tarea que tenías pendiente desde hace tiempo.
  • Pasar más tiempo con tu familia porque disfrutas de su compañía...

Motivación transcendental

La motivación representa un ciclo, una búsqueda de equilibrio: la persona debe sentir una necesidad, un desequilibrio, un deseo para encender el "motor" que le conducirá hasta la satisfacción, el equilibrio o el objetivo. La mayoría de las veces, ese desequilibrio se da por circunstancias tanto externas como internas.

Es muy difícil encontrar motivadores aislados, hay multitud de tareas y actividades que están motivadas desde el exterior y desde el interior, en estos casos se habla de motivación entremezclada, mixta o transcendental.

Dicho tipo de motivación se asocia a determinadas profesiones que realizan su labor de manera vocacional y que repercute en la sociedad como es el caso de personal médico, policías, cuerpo de bomberos, educadores, religiosos... o, cualquier persona que le salga de "dentro" realizar alguna acción y que se reflejará en bien social. Algunos ejemplos:

  • Unirte a un voluntariado o a una causa social porque te sientes reconfortado y porque es tendencia.
  • Salir con tus amigos porque te diviertes a un restaurante de moda.
  • Hacer bien tu trabajo porque soy una persona responsable y, además, porque prestas un servicio útil.
  • Apuntarte al curso que realiza tu familiar porque aprecias, en esa persona, un cambio positivo que tú también quieres experimentar.

 

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Esta píldora formativa está extraída del Curso online de Bienestar laboral.

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