"La memoria almacena no lo que has vivido, sino las interpretaciones subjetivas de lo que crees haber vivido." Alejandro Jodorowsky, artista y escritor chileno.

¿Qué es el anclaje?

?El talento se educa en la calma y el carácter en la tempestad.? Decía Johann Wolfgang Goethe, novelista, dramaturgo y poeta alemán.

El anclaje es una de las técnicas más usadas no solo en el mundo de crecimiento personal, sino también en psicología, medicina, deportes de élite, liderazgo o coaching emocional. Es altamente eficaz y poderoso y se trata de crear una asociación entre un estímulo y una respuesta a través de ?anclas?. Es muy útil cuando debes enfrentarte a situaciones que generan emociones negativas o estrés.

Se trata de elegir la emoción que quieres sentir (confianza, felicidad, calma o autoestima) y anclarla en tu mente a través de un gesto o movimiento, como puede ser apretar una uña, tirar del lóbulo de la oreja o tocar el nudillo.

En primer lugar, debes traer a tu mente una situación en la que te sentías confiado, empoderado, feliz, calmado o con la emoción que desees anclar. Recrea ese recuerdo con todos los detalles y, mientras revives esa sensación, toca la parte de tu cuerpo para crear el anclaje. Debes repetir este proceso varias veces, ya que requiere un trabajo constante para conseguir el anclaje.

Con la práctica, cuando estés en cualquier situación que te haga sentir mal, podrás realizar ese simple gesto físico para activar la emoción a la que lo has asociado. Cuanto más practiques, más intensa y efectiva será la respuesta emocional que actives. Hay varias formas de creación de anclas, algunas las trataremos más adelante en este curso.

Como todo en esta vida, para lograr los beneficios de todas estas técnicas hay que repetir, repetir y repetir. ¡Diez, veinte o cincuenta veces, las veces que sea necesario! Así, cuando realmente te enfrentes a una situación complicada o estresante, estarás más preparado para afrontarla con éxito.

Las claves del anclaje

El anclaje es una de las técnicas que ayuda a situarnos en un estado emocional concreto. Inconscientemente estamos expuestos a los anclajes en nuestro día a día. Por ejemplo, podemos escuchar una canción y tener un estado emocional determinado, porque esa música nos recuerda a alguien o alguna situación. Nuestras emociones retornan al estado en el que estaban cuando oímos esa canción en el pasado.

Lo mismo nos sucede también al oler un perfume o aroma, llegar a un lugar o saborear un alimento. Por eso, si vivimos una situación negativa donde percibimos un olor concreto y volvemos a oler el mismo aroma, aunque sea en un lugar agradable y la situación sea distinta, sentiremos malestar. Muchas veces no sabremos ni por qué, pero ya tenemos registrado un anclaje anterior, y ese olor estará vinculado a negatividad.

Podemos crear nuevos anclajes para que nos produzcan buenos estados emocionales. Para ello debemos saber qué estado emocional deseamos e identificar en nuestra mente cuándo lo tuvimos anteriormente.

Debemos centrarnos en lo deseamos y no en lo que rechazamos. ¿Te acuerdas del ?gato azul?? Sí, aquí también vamos a utilizar las afirmaciones positivas.

La técnica del anclaje

Vamos a realizar ahora un sencillo ejercicio de anclaje:

?    Llévate la mano al pecho
?    Cierra los ojos y rememora un día agradable que pasaste en la playa.
?    Cuantos más detalles recuerdes de aquel día, mejor funcionará.
?    Imagina los colores del cielo, la ropa, accesorios, sensaciones, olores, etc.
?    Siente la mano en tu pecho mientras estás recordando e imaginando la escena.
?    Si quieres potenciar el efecto, puedes añadir un color o una palabra a ese momento.

Este ejercicio sería aún más potente si lo hicieses en vivo, es decir, un día placentero en la playa. Así que, la próxima vez que estés en un lugar o una situación muy placentera, vincúlala con un gesto, tu cuerpo y mente lo recordarán.

El gesto no tiene por qué ser exactamente la mano en el pecho. Se puede elegir el que más te guste, como apretar un dedo o la oreja, coger la muñeca, enlazar los dedos, chasquido de dedos, un silbido?
Esto sirve para que, cuando una noche estemos nerviosos y no podamos dormir, nos llevemos la mano al pecho de la misma manera y, automáticamente, reviviremos aquel día relajante de la playa y ese estado placentero volverá a nuestro cuerpo.
 

Hay que practicar mucho con la imaginación y repetir a menudo el anclaje. Cuanto más se repita, más automático se volverá el hecho de llevar la mano al pecho y sentir esa relajación o felicidad. El poder de la mente es inmenso y, con práctica, podemos dominar nuestras emociones.

Otros tipos de anclaje 

El ancla más común y simple es la respiración, porque es relativamente fácil de realizar, ya que siempre llegará una nueva inhalación en la que enfocarse. Contar las respiraciones es otra forma de mantener tu atención muy anclada. Sentir la respiración recorriendo tu cuerpo te ayuda a que sea más profunda y te hace ser más consciente de ella, con lo que te mantendrá concentrado en el momento presente.

Tómate tres o cinco respiraciones profundas y conscientes antes de tus conductas o situaciones no deseadas

También hay otros anclas que podemos utilizar como sensaciones corporales, sonidos o frases simples repetidas en bucle (mantras o rezos).

Para crear un anclaje puedes elegir el objetivo que tú quieras, ya sea un estado de calma o un acto de cambio de conducta. Es muy importante generar tan solo un gesto para cada caso.

Crea un gesto de ancla en momentos de satisfacción y plenitud tras una comida saludable y placentera para que puedas utilizarlo en tus momentos impulsivos.

La técnica de anclaje es realmente muy efectiva. No obstante, requiere mucha práctica (educación previa) para que tu cerebro vincule el gesto con la emoción (positiva) y desencadene ese cambio de estado.

Práctica de Anclaje de confianza total

 

Esta píldora formativa está extraída del Curso online de Cambio de estado emocional: técnicas y herramientas para el bienestar integral.

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